lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo 5


CAPÍTULO 5

MÁXIMO
Falsas indentidades

Llevo varios minutos esperando en la sala de estar de la hostelería.
Cuando encontré la nota, era demasiado tarde para partir hacia el sitio que indicaba. En especial teniendo en cuenta que el viaje lleva dos horas.
Esta mañana desperté temprano, en el momento exacto en que los guardias del palacio realizaban el cambio de turno. Al final accedí a la invitación de Kassaik.
Salir del palacio sin guardias está prohibido; pero, sin guardias o con ellos, Kassaik no me hubiera concedido el permiso de viajar. Así que decidí escaparme.
Encontré la nota a horas avanzadas de la noche, o ella me encontró a mí, ya que se materializó delante de mí. Tenía escrito tan solo dos palabras: “Almirante Jack”. Luego de varios segundos la nota se hizo agua, supe al instante de quién se trataba.
No dudé en contarle a Charles mi idea. Aunque no le agradó demasiado, no se negó y accedió a acompañarme. Así que aquí estamos los dos, devuelta en Forp, en la hostelería.

Charles salió fuera con el dueño del Almirante Jack a ver a los caballos. El señor Clark jamás había visto caballos de razas puras, solo impuros, de esos que se consiguen en los pueblos. Por lo que salió encantado cuando se le ofreció.
Mientras, la señora Clark me invitó a pasar y tomar té, hasta que baje la “señorita”. Aunque no me gusta el té, accedí educadamente.
—...Mi esposo fue comandante del ejército hace mucho tiempo, pero al ir descubriendo las cosas que suceden en verdad allí, lo abandonó. —Hace una pausa, posiblemente recordando los años de trabajo de su marido— Ganaba muy bien ¿sabes?
La señora Clark me recuerda un poco a Mme. Rosaire.
—Ya lo creo. —Respondo. Kassaik y su Consejo Duodécimo pagan muy bien a aquellos que hacen el trabajo sucio.
—Pero no valía ni la mitad de una vida, y mucho menos una inocente; y él lo comprendió. Nos mudamos a Forp y desde entonces tenemos la hostelería.
Tengo que andarme con cuidado de no revelar mi verdadera identificación. Expliqué a Charles mi situación y el entendió, como siempre, mis motivos.
Llegamos a la hostelería con identificaciones falsas. Fue a Charles quien se le ocurrieron los nombres. Así que él es Jack -no se esmeró demasiado, por supuesto- y yo soy Gabrihel.
No fue difícil entrar en la hostelería, los dueños del lugar son personas muy amables y humildes. En cuanto a encontrar al Almirante Jack, eso sí lo fue. Recorrimos, prácticamente, todo Forp en busca de esta dichosa hostelería.
Finalmente, ella aparece por las escaleras. Me quedo perplejo al verla. Va vestida de igual forma que como la encontré la primera vez, optó por la misma ropa. Verla así, me recuerda al día del ataque.
Baja las escaleras con calma, su rostro inexpresivo.
—Ya te dije, mojarrita, que el señor Gabrihel te estaba buscando.
—Sí, lo siento Aaron. Es que el señor y yo...llevamos tiempo sin vernos. —Sacude la mano, restándole importancia. —Pero...¿qué hace aquí? —Se dirige a mí.
El chico de su lado me mira, con el ceño fruncido. Aaron, ese era el nombre.
—Aaron, ¿no ibas tú a buscar a Ariel? —Lo invita a retirarse ella con sutileza.
Él se ríe.
—Sí, mi mojarrita. —Obedece y se marcha con la sonrisa dibujada en sus perfectos labios.
Me detengo en sus últimas palabras. ¿Qué era eso de “mi mojarrita”? Al parecer generaron ya cierta amistad y confianza.
Por un momento me planteo la idea de irme, quizás ella esté mejor sin mí, aquí con su mojarrito.
La señora Clark levanta las tazas y se dirige nuevamente hacia la cocina, dejándonos solos.
Tras asegurarse de que nadie nos vea ni oiga, ella se acerca y susurra a mi lado con notable alivio.
—Ya era hora.
Sonrío, satisfecho. Al menos esperaba que llegara.
—Lo siento mojarrita, he encontrado la ingeniosa nota muy tarde.
—¿Mojarrita? Por dios, no me llames así tú también.
—Pues no parece molestarte de ese tal chico. —Ella gira los ojos y yo me pregunto que estoy diciendo y por qué.— Además, aún no sé tu nombre. ¿no crees que ya va siendo el momento de saberlo? Tú sabes el mio, —hago una pausa— y si te lo he preguntado —agrego al recordar la excusa que respondió la vez anterior.
—Lezzlie.
Me río. Al fin.
—Vale, gracias...mojarrita—Agrego solo para pincharle.
Nos quedamos en silencio.
Tomo aire y me animo a comenzar a hablar.
—He estado...estudiando...algunos archivos desde hace un tiempo. —Hago una pausa, respiro hondo y continúo— Archivos de la biblioteca, en la sección prohibida. Todo comenzó hace algunos años por simple curiosidad ¿qué podía esconderse con tanto esmero? —Lezzlie me examina— Pero creo que esto es importante, algo que puede cambiarlo todo.
—¿A dónde quieres llegar?
—Hace unos días, encontré unas páginas que contenían información sobre el Shen, me resultó extraño que no hablara de los demás Keys, únicamente del Shen; así que comencé a leer...Nunca fueron de mi agrado esas explicaciones de falta de desarrollo de nuestros elementos y esas cosas, siempre supe que tenía que haber más, así que no dudé en leerlo todo. Sin embargo, creerás que ahora lo sé todo sobre este tema y puedo responder todo cuanto preguntes, no es así. Las páginas dónde toda la información importante se encontraba están destrozadas, fueron arrancadas y ya no queda nada.
—¿Nada? —Hago ignorancia de su interrupción y continúo.
—Excepto un nombre: Gienah Kass.
—¿Qué es eso?
—Quién, no qué. Eso es lo que debemos...debo investigar. Iba a la biblioteca cuándo me llegó tu nota.
Ella asiente.
—Kassaik se va de viaje de negocios hoy mismo, ya sabes, “negocios” —exagero la palabra agregando las comillas imaginarias—. El palacio estará libre por algún tiempo, tal vez...
—¿El palacio?
Maldigo en secreto.
—Si...mi padre trabaja allí —me defiendo— así que vivo con él. Los archivos están en el palacio, ¿dónde crees que sería más conveniente guardar información secreta? ¿Qué lugar mejor que tu propia casa?
Lo piensa unos segundos.
Quiero preguntarle si desea venir. Allí aprenderá asistirá a las clases de entrenamiento sobre el elemento fuego, aunque no sea el suyo, eso no se notará. Al menos no hasta un tiempo, el necesario para obtener la información restante.
—¿Qué clase de “negocios” tiene Kassaik? —Pregunta realizando mi mismo gesto al pronunciar la palabra.
—Hum...los de siempre. —Respondo.
—Vale.
Varias preocupaciones giran en este momento en su cabeza, y su mirada refleja el temor que siente.
Jamás olvidará lo que vio el día del ataque. Esos recuerdos la acompañarán por siempre.
Jamás superará esa imagen de Kassaik, su Consejo, Feuer y Evalla.
Y no tiene que hacerlo, porque ésa es la verdadera imagen. Eso es lo que hacen, me deprimo de tan solo pensarlo, eso es lo que haré.
Sin embargo, si lo olvidara, solo sería una más de las marionetas; pero temo el día en que conozca la verdad.
—¿Máximo?
Vuelvo a la realidad e intento recordar que estaba por decir.
—Me preguntaba...si quieres ir, para investigar el asunto de... —me toco el hombro derecho— Deberás asistir a entrenamiento, no si no quieres, pero ayudaría a ocultar de dónde vienes, de todas formas no será por mucho. Hay que tener en cuenta que el peligro está mucho más cerca, pero tendremos algunos días sin Kassaik.
—Aún así, los guardias también representan un riesgo. —Comenta.
—Yo...yo creo que deberías formar parte de esto así que...¿Quieres venir? ¿Al palacio?
—¿Te irás al palacio mojarrita? —Aaron y una chica rubia y alta—debe de ser Ariel— irrumpen en la sala en el momento en que invito a Lezzlie.
—Sí, Aaron. Eso creo. —Me mira— Chicos, él es Gabrihel, Gabrihel ellos son Aaron y Ariel. —Nos presenta.
—Ya nos conocimos. —Dice el tal Aaron.
Ignoro su comentario y miro perplejo a Lezzlie, aún no puedo asimilar lo que ha dicho. “Si, Aaron. Eso creo.”
¿Vendrá?
—Aaron, Ariel...no es que quiera dejarlos. Pero esto es una oportunidad muy grande para mí, mi vida ha dado un giro y estoy desorientada; y debo ser honesta, como ustedes lo fueron conmigo, —alza los brazos y señala la hostelería— esto no es lo que planeé para mí. No estoy segura de poder rehacer mi vida aquí. Además —agrega confusa— tengo algunos...asuntos pendientes de mayor importancia.
—No te preocupes por eso mojarrita, que tampoco es la vida que nosotros deseamos.
Lezzlie resopla.
—Tienes que dejar de llamarme así. —El simplemente se ríe, imbécil.
—Desearía estar en tu lugar Lezz —Ariel gira los ojos— no te pierdas esta oportunidad. Y no podría perdonarme que sea por nosotros que no la aprovecharas.
Miro a Lezzlie, una lágrima rebelde se escapó y ahora desciende por su cara. Me sorprende la facilidad con la que las lágrimas asoman en ella.
—Si eso es lo que te impide...—me corrijo, y esta vez me dirijo a Ariel. Es verdaderamente bonita, su pelo lacio y rubio cae perfectamente por sus hombros— Si eso es lo que quieres pueden venir.
Ella pone cara de sorpresa, pero noto la felicidad, que intenta ocultar, en su rostro.
—Un momento —se queja Aaron— de ninguna manera te dejaré ir Ariel, se lo prometí.
—Aaron...
—No. Si tú vas, yo voy. —La interrumpe— Se lo prometía a papá Ariel, le prometí que te cuidaría.
Solo entonces me doy cuenta del parecido entre los dos, son hermanos.
—Pues entonces habrá lugar para tres. —Accedo, aunque el tipo Aaron no me cae demasiado bien.
—Gracias Ma...Gabrihel.
—¡Que salga un viaje para cinco!
Charles entra en la sala con el señor Clark.
—Yo soy Jack —se presenta— un gusto criaturas.
Lezzlie, Ariel y Aaron lo miran extrañados.
—¡Va! Era un chiste.
—Uno muy malo, la verdad. —Opina Lezzlie, y no puedo evitar estar de acuerdo.
—¿Y tú quién eres para opinar, criaturita?
Ella lo mira seriamente, aunque no permanece mucho tiempo así. Al cabo de un segundo, se ríe.
—No soy ninguna criaturita. Ni mojarrita. —Agrega mirando primero a Aaron y luego a mí.
Sonrío.
Nos despedimos de los Clark y Aaron, Ariel y Lezzlie le dan las gracias por dejarlos hospedarse allí, y finalmente nos disponemos a marcharnos.
Aquí llega el primer problema.
Son solo dos caballos, y somos cinco personas.
Debemos viajar en parejas, pero aun así, alguien quedará sin sitio.
El señor Clark se dispone a darnos uno de sus caballos; y me llama la atención con qué palabra se dirige a mí.
Lo sabe.
Doy las gracias nuevamente nervioso y me marcho. ¿Por qué no dijo nada?
Organizamos las parejas.
Lezzlie sabe montar, así que toma el caballo de la hostelería y se niega a llevar acompañante.
—Siempre lo hice sola. Es mejor así para mí. —Se excusa. Sospecho que simplemente necesita un tiempo a solas, no es fácil estar pasando por lo que ella.
Charles va con Ariel, lo que le deja a la pobre chica unos minutos de vergüenza; y yo voy con Aaron. El mojarro.
—Será un largo camino. —Mascullo.
Partimos hacia el palacio, en Tumb.
***
Es media hora después de partir cuando sucede. Se realiza la caravana de despedida de Kassaik, viajará a aldeas lejanas, en los límites del reino en búsqueda de maestros aires.
Rodeado de Agentes de Ox, circula por las calles en su carruaje.
Se dice que una vez, en tiempos pasados, existieron rápidas máquinas de cuatro ruedas —muy distintas a las que se utilizan aquí— que no necesitaban la fuerza de animales para marchar, sino lo que se denominaba “combustible”; pero en Saiah no se ha visto tales artefactos aún. Muchos creen que solo son leyendas, y probablemente lo sean.
Debemos salir de aquí, —la voz de Leezlie me devuelve a la realidad— buscar un camino seguro.
Lleva razón,
¿Acaso lo hay? —Pregunta Aaron.
Tomaremos un atajo. —Aviso después de pensarlo.
Charles, quién me conoce muy bien —demasiado— averigua mis intenciones.
¿Estás loco? —Arquea las cejas— No es un lugar seguro.
Cualquier lugar lejos de éste lo es. —Argumento.
Sabes muy bien que Bluternick es peligroso.
¿Bluternick? —Pregunta alguien.
Nos defenderemos, podemos hacerlo.
¡Oh vamos! Estas siendo demasiado optimista. —Hace una pausa y agrega: — Tú lo sabes.
¡Chicos!
Conocemos los peligros, podemos evitarlos; —ignoro el llamado al alto de Ariel y continúo— es nuestro terreno ¿recuerdas?
No tienes ni idea de lo que pueda ocurrir allí dentro. ¡No sabemos que hay en sus profundidades! ¡Conocemos menos de la mitad, de incluso la mitad de lo que nos espera allí!
Es el único camino. —Mascullo.
No volveré a ese lugar.
Se toca la pierna derecha y no me es necesario preguntar por qué.
¿Qué sucedió? —Ariel se muestra interesada.
Charles me mira, expectante.
Eramos pequeños, nos escapábamos del palacio juntos y nos adentrábamos en el bosque.
Sólo jugábamos. Para dos niños de aquella edad un bosque como ese es un completo misterio. —Agrego al relato de mi amigo.
Él asiente.
Muchas aventuras se encerraban allí dentro. Justo lo que necesitábamos, —respira hondo y prosigue— pero ese día algo salió mal. Nos adentramos en zonas del bosque que jamás habíamos pisado...Entonces saltó de la oscuridad. Una criatura gigante que me paralicé, soltó un rugido y echamos a correr.
Sin embargo, Charles tropezó con una raíz de árbol...
El aliento caliente me alcanzó antes de poder correr nuevamente. —Levanta su pantalón y enseña la consecuencia de aquella travesura.
Desde entonces no hemos vuelto a Bluternick. —Termino.
El silencio reina entre nosotros por unos incómodos segundos.
No podemos quedarnos aquí, ni tampoco andar . —Dice Lezzlie, siempre la voz de la razón.
No hay otro camino. —Reitero.
Vamos.
Es Charles quien abre la marcha.
Bluternick tiene cinco regiones —comienzo a explicar—Hamal Oeste y Hamal Este, son las regiones más extensas, separadas por el Río Menkar; se dice que nadie que entra allí sobrevive. Atria, es el valle ubicado en el centro o también le dicen corazón de Bluternik, Meissa los 500 metros finales del bosque, aquellos a donde todos quieren llegar y Alhaut los primeros 500 metros donde la vegetación llega a las rodillas y los animales que viven allí no representan peligro.
No puedo creer que valla a regresar a ese lugar, a ese maldito bosque.
Si logramos atravesar la Hamal Este llegaremos la valle.
¿SI “logramos”? —Ariel se percata de la desconfianza.
Charles me lanza una clara mirada de “te lo dije” y para asegurarse de que halla recibido el mensaje pronuncia las tres palabras.
Te lo dije. —Redondeo los ojos.
Lo lograremos. —Respondo más para mí que para los demás.
Avanzamos hacia Bluternick en silencio. Odio el silencio, es incómodo para mí.
Me planteo hablarle a Lezzlie pero mi compañero de viaje interrumpe mis planes.
¿Los dos vienen del palacio?
Si. —Respondo simplemente. Lo pienso nuevamente y agrego: —Su padre es cocinero y su madre cuida los antiguos jardines de...de la Reina Shaula, que descanse en paz. Por ser su única familia, Charle vive con ellos, en Tumb. Claramente Kassaik le propuso trabajar allí también, es un buen trato. —Detesto ese trato.
¿Y tu?
Haces demasiadas preguntas. Pienso.
Recorro de prisa la conversación con Lezzlie y finalmente encuentro la excusa de mi alojo allí.
Mi padre también trabaja en el palacio. —Respondo. No obstante no parece satisfacerse con la respuesta. —Es guardia. También vivo allí.
Así que también tuviste tu trato. —Aventura.
No. — Suficiente preguntas por hoy. Hubiera querido haberle dicho eso minutos antes.
Pronto comienza a caer el atardecer, el cielo si tiñe de un anaranjado vivo y no puedo evitar compararlo con el color del fuego cuando arde en mis manos.
El camino es muy largo, nos alcanzará la noche. —Observa Ariel.
Charles murmura algún comentario irónico sobre la observación.
Deberíamos descansar pronto, hemos partido en la mañana y los caballos ya comienzan a fatigarse. —Opina Lezzlie. —Necesitarán descansar.
Le veo los mares negro debajo de los hinchados ojos y me pregunto cómo estará sobrellevando todo esto. Pienso en Charles y lo que significa para él volver a Bluternick y el temor que lo está atormentando, sé que la preocupación y los nervios lo tienen tenso.
Soy consiente de que no he descansado desde el día anterior y el estrés me va agotando de a poco.
Todos lo necesitamos. —Digo de repente— Pero es mejor esperar a llegar a Atria, es el lugar más seguro.

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