CAPÍTULO
5
MÁXIMO
Falsas
indentidades
Llevo varios
minutos esperando en la sala de estar de la hostelería.
Cuando encontré la nota, era demasiado
tarde para partir hacia el sitio que indicaba. En especial teniendo
en cuenta que el viaje lleva dos horas.
Esta mañana desperté temprano, en el
momento exacto en que los guardias del palacio realizaban el cambio
de turno. Al final accedí a la invitación de Kassaik.
Salir del palacio sin guardias está
prohibido; pero, sin guardias o con ellos, Kassaik no me hubiera
concedido el permiso de viajar. Así que decidí escaparme.
Encontré la nota a horas avanzadas de
la noche, o ella me encontró a mí, ya que se materializó delante
de mí. Tenía escrito tan solo dos palabras: “Almirante Jack”.
Luego de varios segundos la nota se hizo agua, supe al instante de
quién se trataba.
No dudé en contarle a Charles mi idea.
Aunque no le agradó demasiado, no se negó y accedió a acompañarme.
Así que aquí estamos los dos, devuelta en Forp, en la hostelería.
Charles salió fuera con el dueño del
Almirante Jack a ver a los caballos. El señor Clark jamás había
visto caballos de razas puras, solo impuros, de esos que se consiguen
en los pueblos. Por lo que salió encantado cuando se le ofreció.
Mientras, la señora Clark me invitó a
pasar y tomar té, hasta que baje la “señorita”. Aunque no me
gusta el té, accedí educadamente.
—...Mi esposo fue comandante del
ejército hace mucho tiempo, pero al ir descubriendo las cosas que
suceden en verdad allí, lo abandonó. —Hace una pausa,
posiblemente recordando los años de trabajo de su marido— Ganaba
muy bien ¿sabes?
La señora Clark me recuerda un poco a
Mme. Rosaire.
—Ya lo creo. —Respondo. Kassaik y
su Consejo Duodécimo pagan muy bien a aquellos que hacen el trabajo
sucio.
—Pero no valía ni la mitad de una
vida, y mucho menos una inocente; y él lo comprendió. Nos mudamos a
Forp y desde entonces tenemos la hostelería.
Tengo que andarme con cuidado de no
revelar mi verdadera identificación. Expliqué a Charles mi
situación y el entendió, como siempre, mis motivos.
Llegamos a la hostelería con
identificaciones falsas. Fue a Charles quien se le ocurrieron los
nombres. Así que él es Jack -no se esmeró demasiado, por supuesto-
y yo soy Gabrihel.
No fue
difícil entrar en la hostelería, los dueños del lugar son personas
muy amables y humildes. En cuanto a encontrar al Almirante
Jack, eso sí lo fue. Recorrimos, prácticamente, todo Forp en busca
de esta dichosa hostelería.
Finalmente, ella aparece por las
escaleras. Me quedo perplejo al verla. Va vestida de igual forma que
como la encontré la primera vez, optó por la misma ropa. Verla así,
me recuerda al día del ataque.
Baja las escaleras con calma, su rostro
inexpresivo.
—Ya te dije, mojarrita, que el señor
Gabrihel te estaba buscando.
—Sí, lo siento Aaron. Es que el
señor y yo...llevamos tiempo sin vernos. —Sacude la mano,
restándole importancia. —Pero...¿qué hace aquí? —Se dirige a
mí.
El chico de su lado me mira, con el
ceño fruncido. Aaron, ese era el nombre.
—Aaron, ¿no ibas tú a buscar a
Ariel? —Lo invita a retirarse ella con sutileza.
Él se ríe.
—Sí, mi mojarrita. —Obedece y se
marcha con la sonrisa dibujada en sus perfectos labios.
Me detengo en sus últimas palabras.
¿Qué era eso de “mi mojarrita”? Al parecer generaron ya cierta
amistad y confianza.
Por un momento me planteo la idea de
irme, quizás ella esté mejor sin mí, aquí con su mojarrito.
La señora Clark levanta las tazas y se
dirige nuevamente hacia la cocina, dejándonos solos.
Tras asegurarse de que nadie nos vea ni
oiga, ella se acerca y susurra a mi lado con notable alivio.
—Ya era hora.
Sonrío, satisfecho. Al menos esperaba
que llegara.
—Lo siento mojarrita, he encontrado
la ingeniosa nota muy tarde.
—¿Mojarrita? Por dios, no me llames
así tú también.
—Pues no parece molestarte de ese tal
chico. —Ella gira los ojos y yo me pregunto que estoy diciendo y
por qué.— Además, aún no sé tu nombre. ¿no crees que ya va
siendo el momento de saberlo? Tú sabes el mio, —hago una pausa—
y si te lo he preguntado —agrego al recordar la excusa que
respondió la vez anterior.
—Lezzlie.
Me río. Al fin.
—Vale, gracias...mojarrita—Agrego
solo para pincharle.
Nos quedamos en silencio.
Tomo aire y me animo a comenzar a
hablar.
—He estado...estudiando...algunos
archivos desde hace un tiempo. —Hago una pausa, respiro hondo y
continúo— Archivos de la biblioteca, en la sección prohibida.
Todo comenzó hace algunos años por simple curiosidad ¿qué podía
esconderse con tanto esmero? —Lezzlie me examina— Pero creo que
esto es importante, algo que puede cambiarlo todo.
—¿A dónde quieres llegar?
—Hace unos días, encontré unas
páginas que contenían información sobre el Shen, me resultó
extraño que no hablara de los demás Keys, únicamente del Shen; así
que comencé a leer...Nunca fueron de mi agrado esas explicaciones de
falta de desarrollo de nuestros elementos y esas cosas, siempre supe
que tenía que haber más, así que no dudé en leerlo todo. Sin
embargo, creerás que ahora lo sé todo sobre este tema y puedo
responder todo cuanto preguntes, no es así. Las páginas dónde toda
la información importante se encontraba están destrozadas, fueron
arrancadas y ya no queda nada.
—¿Nada? —Hago ignorancia de su
interrupción y continúo.
—Excepto un nombre: Gienah Kass.
—¿Qué es eso?
—Quién, no qué. Eso es lo que
debemos...debo investigar. Iba a la biblioteca cuándo me llegó tu
nota.
Ella asiente.
—Kassaik se va de viaje de negocios
hoy mismo, ya sabes, “negocios” —exagero la palabra agregando
las comillas imaginarias—. El palacio estará libre por algún
tiempo, tal vez...
—¿El palacio?
Maldigo en secreto.
—Si...mi padre trabaja allí —me
defiendo— así que vivo con él. Los archivos están en el palacio,
¿dónde crees que sería más conveniente guardar información
secreta? ¿Qué lugar mejor que tu propia casa?
Lo piensa unos segundos.
Quiero preguntarle si desea venir. Allí
aprenderá asistirá a las clases de entrenamiento sobre el elemento
fuego, aunque no sea el suyo, eso no se notará. Al menos no hasta un
tiempo, el necesario para obtener la información restante.
—¿Qué clase de “negocios” tiene
Kassaik? —Pregunta realizando mi mismo gesto al pronunciar la
palabra.
—Hum...los de siempre. —Respondo.
—Vale.
Varias preocupaciones giran en este
momento en su cabeza, y su mirada refleja el temor que siente.
Jamás olvidará lo que vio el día del
ataque. Esos recuerdos la acompañarán por siempre.
Jamás superará esa imagen de Kassaik,
su Consejo, Feuer y Evalla.
Y no tiene que hacerlo, porque ésa es
la verdadera imagen. Eso es lo que hacen, me deprimo de tan solo
pensarlo, eso es lo que haré.
Sin embargo, si lo olvidara, solo sería
una más de las marionetas; pero temo el día en que conozca la
verdad.
—¿Máximo?
Vuelvo a la realidad e intento recordar
que estaba por decir.
—Me preguntaba...si quieres ir, para
investigar el asunto de... —me toco el hombro derecho— Deberás
asistir a entrenamiento, no si no quieres, pero ayudaría a ocultar
de dónde vienes, de todas formas no será por mucho. Hay que tener
en cuenta que el peligro está mucho más cerca, pero tendremos
algunos días sin Kassaik.
—Aún así, los guardias también
representan un riesgo. —Comenta.
—Yo...yo creo que deberías formar
parte de esto así que...¿Quieres venir? ¿Al palacio?
—¿Te irás al palacio mojarrita?
—Aaron y una chica rubia y alta—debe de ser Ariel— irrumpen en
la sala en el momento en que invito a Lezzlie.
—Sí, Aaron. Eso creo. —Me mira—
Chicos, él es Gabrihel, Gabrihel ellos son Aaron y Ariel. —Nos
presenta.
—Ya nos conocimos. —Dice el tal
Aaron.
Ignoro su comentario y miro perplejo a
Lezzlie, aún no puedo asimilar lo que ha dicho. “Si, Aaron. Eso
creo.”
¿Vendrá?
—Aaron, Ariel...no es que quiera
dejarlos. Pero esto es una oportunidad muy grande para mí, mi vida
ha dado un giro y estoy desorientada; y debo ser honesta, como
ustedes lo fueron conmigo, —alza los brazos y señala la
hostelería— esto no es lo que planeé para mí. No estoy segura de
poder rehacer mi vida aquí. Además —agrega confusa— tengo
algunos...asuntos pendientes de mayor importancia.
—No te preocupes por eso mojarrita,
que tampoco es la vida que nosotros deseamos.
Lezzlie resopla.
—Tienes que dejar de llamarme así.
—El simplemente se ríe, imbécil.
—Desearía estar en tu lugar Lezz
—Ariel gira los ojos— no te pierdas esta oportunidad. Y no podría
perdonarme que sea por nosotros que no la aprovecharas.
Miro a Lezzlie, una lágrima rebelde se
escapó y ahora desciende por su cara. Me sorprende la facilidad con
la que las lágrimas asoman en ella.
—Si eso es lo que te impide...—me
corrijo, y esta vez me dirijo a Ariel. Es verdaderamente bonita, su
pelo lacio y rubio cae perfectamente por sus hombros— Si eso es lo
que quieres pueden venir.
Ella pone cara de sorpresa, pero noto
la felicidad, que intenta ocultar, en su rostro.
—Un momento —se queja Aaron— de
ninguna manera te dejaré ir Ariel, se lo prometí.
—Aaron...
—No. Si tú vas, yo voy. —La
interrumpe— Se lo prometía a papá Ariel, le prometí que te
cuidaría.
Solo entonces me doy cuenta del
parecido entre los dos, son hermanos.
—Pues entonces habrá lugar para
tres. —Accedo, aunque el tipo Aaron no me cae demasiado bien.
—Gracias Ma...Gabrihel.
—¡Que salga un viaje para cinco!
Charles entra en la sala con el señor
Clark.
—Yo soy Jack —se presenta— un
gusto criaturas.
Lezzlie, Ariel y Aaron lo miran
extrañados.
—¡Va! Era un chiste.
—Uno muy malo, la verdad. —Opina
Lezzlie, y no puedo evitar estar de acuerdo.
—¿Y tú quién eres para opinar,
criaturita?
Ella lo mira seriamente, aunque no
permanece mucho tiempo así. Al cabo de un segundo, se ríe.
—No soy ninguna criaturita. Ni
mojarrita. —Agrega mirando primero a Aaron y luego a mí.
Sonrío.
Nos despedimos de los Clark y Aaron,
Ariel y Lezzlie le dan las gracias por dejarlos hospedarse allí, y
finalmente nos disponemos a marcharnos.
Aquí llega el primer problema.
Son solo dos caballos, y somos cinco
personas.
Debemos viajar en parejas, pero aun
así, alguien quedará sin sitio.
El señor Clark se dispone a darnos uno
de sus caballos; y me llama la atención con qué palabra se dirige a
mí.
Lo sabe.
Doy las gracias nuevamente nervioso y
me marcho. ¿Por qué no dijo nada?
Organizamos las parejas.
Lezzlie sabe montar, así que toma el
caballo de la hostelería y se niega a llevar acompañante.
—Siempre lo hice sola. Es mejor así
para mí. —Se excusa. Sospecho que simplemente necesita un tiempo a
solas, no es fácil estar pasando por lo que ella.
Charles va con Ariel, lo que le deja a
la pobre chica unos minutos de vergüenza; y yo voy con Aaron. El
mojarro.
—Será un largo camino. —Mascullo.
Partimos
hacia el palacio, en Tumb.
***
Es
media hora después de partir cuando sucede. Se realiza la caravana
de despedida de Kassaik, viajará a aldeas lejanas, en los límites
del reino en búsqueda de maestros aires.
Rodeado
de Agentes de Ox, circula por las calles en su carruaje.
Se
dice que una vez, en tiempos pasados, existieron rápidas máquinas
de cuatro ruedas —muy distintas a las que se utilizan aquí— que
no necesitaban la fuerza de animales para marchar, sino lo que se
denominaba “combustible”; pero en Saiah no se ha visto tales
artefactos aún. Muchos creen que solo son leyendas, y probablemente
lo sean.
—Debemos
salir de aquí, —la voz de Leezlie me devuelve a la realidad—
buscar un camino seguro.
Lleva
razón,
—¿Acaso
lo hay? —Pregunta Aaron.
—Tomaremos
un atajo. —Aviso después de pensarlo.
Charles,
quién me conoce muy bien —demasiado— averigua mis intenciones.
—¿Estás
loco? —Arquea las cejas— No es un lugar seguro.
—Cualquier
lugar lejos de éste lo es. —Argumento.
—Sabes
muy bien que Bluternick es peligroso.
—¿Bluternick?
—Pregunta alguien.
—Nos
defenderemos, podemos hacerlo.
—¡Oh
vamos! Estas siendo demasiado optimista. —Hace una pausa y agrega:
— Tú lo sabes.
—¡Chicos!
—Conocemos
los peligros, podemos evitarlos; —ignoro el llamado al alto de
Ariel y continúo— es nuestro terreno ¿recuerdas?
—No
tienes ni idea de lo que pueda ocurrir allí dentro. ¡No sabemos que
hay en sus profundidades! ¡Conocemos menos de la mitad, de incluso
la mitad de lo que nos espera allí!
—Es
el único camino. —Mascullo.
—No
volveré a ese lugar.
Se
toca la pierna derecha y no me es necesario preguntar por qué.
—¿Qué
sucedió? —Ariel se muestra interesada.
Charles
me mira, expectante.
—Eramos
pequeños, nos escapábamos del palacio juntos y nos adentrábamos en
el bosque.
—Sólo
jugábamos. Para dos niños de aquella edad un bosque como ese es un
completo misterio. —Agrego al relato de mi amigo.
Él
asiente.
—Muchas
aventuras se encerraban allí dentro. Justo lo que necesitábamos,
—respira hondo y prosigue— pero ese día algo salió mal. Nos
adentramos en zonas del bosque que jamás habíamos pisado...Entonces
saltó de la oscuridad. Una criatura gigante que me paralicé, soltó
un rugido y echamos a correr.
—Sin
embargo, Charles tropezó con una raíz de árbol...
—El
aliento caliente me alcanzó antes de poder correr nuevamente.
—Levanta su pantalón y enseña la consecuencia de aquella
travesura.
—Desde
entonces no hemos vuelto a Bluternick. —Termino.
El
silencio reina entre nosotros por unos incómodos segundos.
—No
podemos quedarnos aquí, ni tampoco andar . —Dice Lezzlie, siempre
la voz de la razón.
—No
hay otro camino. —Reitero.
—Vamos.
Es
Charles quien abre la marcha.
—Bluternick
tiene cinco regiones —comienzo a explicar—Hamal Oeste y Hamal
Este, son las regiones más extensas, separadas por el Río Menkar;
se dice que nadie que entra allí sobrevive. Atria, es el valle
ubicado en el centro o también le dicen corazón de Bluternik,
Meissa los 500 metros finales del bosque, aquellos a donde todos
quieren llegar y Alhaut los primeros 500 metros donde la vegetación
llega a las rodillas y los animales que viven allí no representan
peligro.
—No
puedo creer que valla a regresar a ese lugar, a ese maldito bosque.
—Si
logramos atravesar la Hamal Este llegaremos la valle.
—¿SI
“logramos”? —Ariel se percata de la desconfianza.
Charles
me lanza una clara mirada de “te lo dije” y para asegurarse de
que halla recibido el mensaje pronuncia las tres palabras.
—Te
lo dije. —Redondeo los ojos.
—Lo
lograremos. —Respondo más para mí que para los demás.
Avanzamos
hacia Bluternick en silencio. Odio el silencio, es incómodo para mí.
Me
planteo hablarle a Lezzlie pero mi compañero de viaje interrumpe mis
planes.
—¿Los
dos vienen del palacio?
—Si.
—Respondo simplemente. Lo pienso nuevamente y agrego: —Su padre
es cocinero y su madre cuida los antiguos jardines de...de la Reina
Shaula, que descanse en paz. Por ser su única familia, Charle vive
con ellos, en Tumb. Claramente Kassaik le propuso trabajar allí
también, es un buen trato. —Detesto ese trato.
—¿Y
tu?
Haces
demasiadas preguntas. Pienso.
Recorro de prisa la
conversación con Lezzlie y finalmente encuentro la excusa de mi
alojo allí.
—Mi padre también
trabaja en el palacio. —Respondo. No obstante no parece
satisfacerse con la respuesta. —Es guardia. También vivo allí.
—Así que también
tuviste tu trato. —Aventura.
—No.
— Suficiente preguntas por hoy. Hubiera
querido haberle dicho eso minutos antes.
Pronto comienza a
caer el atardecer, el cielo si tiñe de un anaranjado vivo y no puedo
evitar compararlo con el color del fuego cuando arde en mis manos.
—El camino es muy
largo, nos alcanzará la noche. —Observa Ariel.
Charles murmura
algún comentario irónico sobre la observación.
—Deberíamos
descansar pronto, hemos partido en la mañana y los caballos ya
comienzan a fatigarse. —Opina Lezzlie. —Necesitarán descansar.
Le veo los mares
negro debajo de los hinchados ojos y me pregunto cómo estará
sobrellevando todo esto. Pienso en Charles y lo que significa para él
volver a Bluternick y el temor que lo está atormentando, sé que la
preocupación y los nervios lo tienen tenso.
Soy consiente de que
no he descansado desde el día anterior y el estrés me va agotando
de a poco.
—Todos lo
necesitamos. —Digo de repente— Pero es mejor esperar a llegar a
Atria, es el lugar más seguro.
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¿Les gusta? Voy a por el 6!