miércoles, 25 de noviembre de 2020

Escribir...



Para mí escribir representa eso mismo, crear, soñar y viajar por mil mundos. Trazar mis pensamientos y y dar paso a la imaginación. Poder entrar en esos mundo, sentir esas palabras y hacerlas real. Hacer de esos mundos, tú mundo...
-SnowFire

domingo, 22 de noviembre de 2020

Sinópsis


Hola! Quería dejarles algo...se trata de una "cosa" (no se bien como definirlo aún) que escribí..

Es la primera vez, bueno casi, ya que he publicado algunas cositas en un grupo #Lesathianos, dónde pareció agradarles; es una buena noticia! Pero prácticamente es la primera vez.

Tomar la decisión fue un poco difícil, y no estoy segura si esta correcta...aún asi..acá esta...



SINOPSIS:

Lezzlie Abraf lo pierde todo, le arrebatan todo cuanto ella ama. La aldea es atacada y el catástrofe se extiende en todo su hogar. Se pierde a ella misma en un desesperado intento por detener los sucesos y hace uso de su elemento más de lo aconsejado, aún sabiendo las consecuencias que conlleva; pero eso no le interesa, no cuando ya no tiene nada por lo que quedarse allí, con vida. Antes de poder visualizar lo que provocó, se rinde y queda inconsciente e indefensa en un lugar lleno de peligros.

*Contada desde dos puntos de vista*  

 Breve prólogo:

La onda se expandió por todo el lugar.

Pude sentirla, la energía fluyendo a partir de mi. Ahogándome, casi asfixiándome.

El tiempo se enlenteció y pronto perdí el equilibrio, cayendo sobre mis rodillas.

Todo comenzó a oscurecerse y no tardé en caer por completo al frío pavimento, inconsciente.

Lo último que recuerdo son voces, casi susurros, y tenues figuras.Todo se ve borroso.

A partir de allí, me dejé llevar por la corriente en un interminable mar negro, tan profundo como la noche. Me quedé allí y ya no pude salir.

jueves, 28 de diciembre de 2017

2018

Mi proyecto.

Hoy me siento muy feliz de informarles mis queridos lectores invisibles, que voy bastante avanzada en mi proyecto de libro. Verán, es un libro que estoy penando autoeditar y autopublicarcon tan sólo una copia en físico para mí. Con eso sería realmente feliz.

domingo, 31 de mayo de 2015

¿Masoquismo o no?

Creo que llevo varias entradas mencionando que el hombre es un ser masoquista, y es que lo he escuchado millones de veces, pero además de eso, he comenzado a comprenderlo en el sentido más puro.
Me he preguntado muchísimas veces cuál es la causa de no poder desprenderse de cosas que sabemos nos hacen daño, cosas que no nos llevarán a ningún lugar, cosas que nos conducen a un callejón sin salida. Sin embargo seguimos aferrados a ellas como pulgas a un perro, no las dejamos ir, y es que eso resulta casi imposible, pero...¿por qué?
Como muchos más, sigo aferrada a cosas como éstas...y no sé si preferiría no ser masoquista a serlo.

sábado, 16 de mayo de 2015

Sueños...

Hacía tanto que no publicaba aquí que ya, incluso, me había olvidado de que este sitio existía.
Supongo que al final uno se termina deshaciendo de aquello que le hace mal o simplemente pierde las esperanzas y deja de luchar por lo que alguna vez, fueron sueños.
¿A dónde van los sueños perdidos de la gente?
Muchos dicen que todo lo que queremos o deseamos está del otro lado del miedo, pero a veces no es eso lo que nos frena, en muchas ocasiones no chocamos de frente con la cruda realidad y entendemos que hay que separarse de aquello a lo que nos es y será imposible llegar. Muchas otras no recibimos el apoyo que tan esencial nos es, o las oportunidades necesarias para seguir adelante,  y terminamos por abandonar eso que tanto queríamos...como sea...Al final de aquella esperanza y aquel sueño que tan bien nos hacía sentir, que tanto adorábamos y del que no nos queríamos separar...Sólo queda un ápice del que no resulta fácil extraer fuerzas para luchar por ello.
A veces el camino no es fácil pero, ¿quién dijo que lo sería? y ¿por qué tiene que ser fácil para superarlo? La cuesta será difícil y muchas veces te sentirás agotado de todo ello, pero si llegaste hasta dónde estás, ¿por qué abandonarlo ahora? Sí, puede que no puedas seguir solo, que necesites ayuda y en tal caso de no tenerla...¿por qué no dar, al menos, lo mejor de uno mismo?
Muchos pueden decirte que no lo lograrás, que abandones eso que no te llevará a ningún lugar, que pares de perder tu tiempo. Habrán muchos así, pero...¿quiénes son ellos para decirte que no?
La subida puede ser difícil, agotadora, solitaria, dolorosa, aterradora y larga...pero no debe haber nada mejor que llegar a la cima y demostrarle a todos aquellos que podías lograrlo, nada mejor que admirar la vista desde allí y al volver la vista atrás, ver el camino que recorriste para llegar hasta la cima. Porque no se trata simplemente de llegar a lo alto, sino del camino por el que transitaste para ganarte ese lugar.


-SnowFire.


martes, 24 de febrero de 2015

Capítulo 6


CAPÍTULO 6


LEZZLIE
El sendero borrado
El viento sopla a nuestro alrededor agitándolo todo. Los caballos agudizan los oídos y emiten largos relinchos cargados de temor. Este lugar no les agrada, están inquietos. Controlarlos parece una tarea imposible pero de a poco logro transmitirles tranquilidad y paz. Hemos avanzado ya un largo trecho y debemos continuar caminando.
No estarán seguros en este lugar.
No hay otra opción Lezz, aquí está bien.
Debemos regresar por ellos. —Digo.
No vamos a regresar a este bosque por unos estúpidos animales.
¿Estúpidos? Hemos llegado hasta aquí gracias a ellos y han hecho su viaje —señalo a Máximo también— mucho más rápido que...
Solo digo que es estúpido estar preocupados por los animales en un momento como éste.
Creo detectar cierta envidia en su expresión. El terror lo está atormentando y verme despreocupada por mi vida lo enfurece; pero en realidad no estoy despreocupada, estoy terriblemente atemorizada y los nervios me están carcomiendo por dentro. Las ganas de llorar me invaden constantemente y a menudo siento ganas de gritarle al viento, de dejar salir todo mi dolor aunque eso signifique dejarme la garganta atrás; lo necesito, desahogarme es todo cuanto deseo a veces. El dolor me esta sofocando pero aún así, debo mantener la cordura, mantenerme fuerte y tranquila...
Es estúpido que discutamos esto para empezar.
Comprendo que temas lo que pueda suceder Charles, —suelto un suspiro agotada,relajo la expresión y me tranquilizo— pero ellos temen tanto por su vida como tú por la tuya. —¿Qué nadie lo nota? ¿No ven su temor? Veo a Ariel asentir.
Es estúpido todo esto. —Escupe las palabras con asco.
Tal vez deberías dejar de pensar en todo como estúpido. —Aaron alza las manos en defensa— Es mi opinión.
Yo no podría estar más de acuerdo con el.
Éste es el lugar más seguro, no podemos retroceder. —Ariel detiene la discusión.
No lo es del todo.
Te guste o no, tendremos que dejarlos aquí, además siempre puedes quedarte con ellos. —La voz es fría y me sorprende descubrir que pertenece a Máximo.
Comprendo el significado de sus palabras y algo se quiebra en mi interior como un débil cristal al caer al suelo. La poca fuerza de voluntad que me quedaba se quiebra también. Bajo la mirada, incapaz de observarlo; las palabras continúan en mi mente, repitiéndose una y otra vez. Por un instante me planteo la posibilidad de permanecer aquí, no tengo porque ir al palacio; en Forp la señora Clark y su esposo sé que no tendrán problema en hospedarme. Desecho esa idea al instante, no quiero esa vida, no, aunque sea menos dolorosa que la que voy buscando.
El rostro de Máximo se vuelve serio, parece haber leído mis pensamientos.
Deja ya de actuar así, no eres una niña. —Las palabras brotan de su boca con la misma crueldad que las anteriores, a diferencia de lo que había esperado. Eso solo empeora las cosas. —Vámonos, tenemos un largo camino por recorrer. —Se dirige a los demás.
Púdrete. —Es todo cuanto logro decir enfurecida, sintiendo un extraño y ligero dolor en el pecho, a pesar de ello, las palabras sólo son un débil murmullo. No creo que alguien las haya oído.
Reprimo la sensación de atraer las piernas hacia mí y cubrirme con los brazos hasta hacerme pequeñita, y detengo las lágrimas que asoman queriendo salir.
Abandono dichas emociones con furia y camino con la cabeza en alto, ignorando la sensación de que existe algo quebrándose en mi interior, una grieta que avanza a paso realmente ligero.
Amarro los caballos al lugar que, considero, estarán seguros y, sin decir palabra, me abro paso entre la densa maleza.
Será por mí. Pienso. Seguiré por mí.
***
Avanzar es cada vez más difícil, luchando contra la furia del viento que canta a nuestro al
rededor su única melodía. Las copas de los altos árboles se mecen con tanta fuerza que parecen quebrarse en segundos.
En el suelo la hierba suelta nos azota en pequeños remolinos. El cielo esta cubierto ahora por un oscuro manto gris con tonalidades de negro hacia las profundidades del bosque. En el horizonte se manifestan las breves ramificaciones luminosas que recorren el cielo hacia nosotros.
En poco tiempo las gotas frías comienzan a caer y el olor a tierra húmeda llega con ellas. Los animales han abandonado el lugar, sólo se escucha la melodía del viento y el batir de las hojas.
El furioso cielo ruge por momentos y cada uno de nosotros se sobresalta.
Me cubro la cara con los brazos y continúo avanzando mientras los recuerdos llegan a mí como golpes en mi rostro.
Annabeth y yo entrenábamos. Estiré la palma de mi mano y observé el Shen.
Es muy curioso. ¿No?
¿El qué?
Tu Key. Es distinto a los demás.
Lo sé. —Le respondí con el intento de evitar el tema.
No, quiero decir... ¿qué significará? —Preguntó con la mirada en el techo del salón de entrenamiento.
Ya lo sabes. —Me giré de espaldas a ella, dando por terminada la conversación...
¿Sábes? No creo que signifique que, simplemente, es un fallo ni que tú lo seas. Además tu manejas el agua mejor que nadie que conozca.
Me reí.
Eso porque no has visto a mi madre.
¿Crees que esté relacionado? —Preguntó unos minutos después con el ceño fruncido.
¿Lo qué?
El key y la habilidad. —Murmura.
Lo pensé varios minutos.
No lo sé. Nunca he visto el Key de mi madre, pero recuerdo que recibía mucho entrenamiento, era su sueño, ser entrenadora; siempre trabajó para lograrlo.
Tal vez sea distinta, ya sabes...
Puede ser, pero aún así puede no existir una relación entre dichas cosas. —Contesté mientras jugaba con el agua.
Levanté una pequeña pared de agua, de la altura de mis rodillas y la hice bailar al ritmo de mi corazón.
Annabeth sonreía.
No lo sé, pero tú eres, sin duda, una diosa.
No exageres, —sonreí— además tú también puedes hacerlo.
Ya, pero es distinto.
Ese cometario conquistó mi atención, quién hasta el momento estaba vertida en el agua. Dejé abandonada la muralla y observé a mi amiga.
¿Distinto? ¿Qué quieres decir?
Si, no puedo explicarlo. A ti... —Dejó la frase en el aire.
¿Si...? —Insistí.
Es imposible de describir. Nada te supone un esfuerzo. —Claro que sí. Había pensado.— Te hes natural. A veces manejas tu elemento inconsientemente o sin dedicarle mínima atención. —Señaló el lugar donde, antes, se erguía la pared de agua.— Y... a ti... tus ojos brillan de una manera tan intensa que pareces...
¡Basta de hablar! Más trabajo y entrenamiento. —La señora Bork había interrumpido nuestra charla en el momento más interesante.
Las palabras de mi amiga rondaron por mi mente todo el resto de aquel día.

¡Lezzlie! ¿Qué haces?
Una voz me arrastra brutalmente a la realidad. Me detengo en seco y gimo; de dolor, de felicidad, de tristeza, de nostalgia, de alivio. Las emociones se arremolinana dentro de mí.
¿Qué haces? —Vuelve a repetir la pregunta. Máximo.
Delante de mí se levanta una muralla de agua, más grande que la que acababa de recordar.
Hace varios días que no jugaba con el agua de tal forma. Me encamino hacia ella y la atraviezo con la mano, el brazo, el hombro...
¡Lezzlie detente! —Retrocedo en transe y permanezco inmóvil.
Finalmente cierro con fuerza mi mano y la dejo caer a un costado, la pared de agua imita el movimiento de mi mano.
Yo...lo...lo siento. —No es así. ¿Qué tiene de peligroso?
¿Estás bien? —Me sorprende que se preocupe por mí y frunzo el ceño, pensando a qué de todo se refiere. No respondo, en vez de eso, caigo de rodillas al suelo y observo mi Shen.
Siento un agudo dolor en la cabeza.
Máximo niega mientras me observa frenético. De pronto, su rostro comienza a borrarse, se difumina hasta desaparecer.
¿Lezzlie? —su voz es lejana— ¿Lezz? —Tan sólo un susurro.
Todo se vuelve blanco pero sigo conciente. Aunque pierdo la noción del tiempo, rapidamente oigo una voz.
Ya cassi estáss lisssta... —la voz arrastra las "eses" como si fuera un reptil— Debess busscar en ti para ssaber quue esss... —un fuerte dolo amenaza mi cabeza, como si la oprimieran con una máquina aplanadora— lo que ssignifica...
Los latidos de mi corazon se aceleran y mi respiración igual, descubro con horror que respirar se me estaba dificultando cada vez más.
¿Máximo? —Me alegra escuchar una voz conocida.
¿Estaŕa bien? —Es Ariel.
Espero.
El blanco se vuelve menos denso hasta desintegrarse y veo las caras de mis amigos rodéandome.
Demonios. —Es solo un murmullo pero igualmente oigo la voz aliviada de Máximo. Lo busco con la mirada.
¿Lezzlie estás bien? —Pregunta Ariel.
Intento hablar pero sólo logro gemir de dolor. La opreción en la cabeza aumenta.
Permanezco inmóvil durante unos segundos, una gota helada cae en mi cara y finalmente encuentro mi voz.
Si...si. —Balbuceo.
¿Qué sucedió? ¿Estás bien?
¿Qué hacias? ¿Enloqueciste?
¿Qué demonios fue eso mojarrita?
Demasiadas preguntas me atormentan y desvío la atención de ellos con la esperanza de evitar el dolor abrumador en la cabeza, como si fuera a explotar.
Mis ojos se posan en él y los suyos en mí. Descubro la preocupación reflejados en ellos, no obstante aquella voz fría y sus malvadas palabras vuelven a mí, recordándome el aún vivo dolor en el pecho.
Aquella voz...
¿Qué era esa voz? Nadie más la oyó, lo sé, fue únicamente en mí, en mi cabeza.; quizás por eso dolía de tal modo. ¿Quién me había hablado? ¿Estaba enloqueciendo? No.
Recuerdo sus palabras:
"Ya casi estás lista. Debes buscar en ti para saber que es lo que significa..."
¿Buscar en mí? ¿Qué debería buscar en mí misma? ¿El significado de qué?
A aquello le faltaba información para encontrarle algún sentido, desearía haber soportado varios segundos más.
Me levanto con dificultad.
Los ojos de los demás se posan en mí con curiosidad y preocupación, percibo la llegada de más preguntas incluso antes de que empiezen a salir de sus bocas.
Observo al cielo sin vida, gris.
Mejor que sigamos —Intento desviar el tema.
Aaron abre la boca con intención de realizar alguna pregunta pero la cierra.
¿Qué diablos fue eso? —Pregunta Charles.
Lo miro.
No lo sé. —Me guardaría el detalle de la voz como un pequeño secreto.
¿No lo sabes? ¡Qué alguien me explique ésto!
¿Qué fue lo que pasó? —Máximo habla por primera vez.
Sólo deje de ver y ya no pude moverme. Perdí la noción del tiempo...y de repente todo volvió a la normalidad. —¿Qué sería lo que quiso decir aquella voz? Paso la vista por cada uno de ellos— Eso es todo.
Cominezo a caminar, todo cuanto necesito en este momento es descansar y para ello aún falta una larga distancia. Los demás me imitan sin volver a realizar preguntas, creo que quedó bastante claro que no diré una palabra más. Sin embargo, siento una mano tomarme del brazo. Me vuelvo helada de sopetón.
Hay algo más.
¿Disculpa? —Pregunto sin darme la vuelta.
Dime que sucedió.
Ya se los dije, a todos. —Lo miro sin vacilar.
No. Hay algo más, escondes algo. —Sus ojos recorren mi rostro hambrientos, en busca de algo que apruebe sus palabras, creo.
¿A dónde quieres llegar Máximo?
Me empuja contra el árbol más cercano como respuesta, mi espalda golpea la dura corteza del tronco y reprimo el abundante dolor en un corto suspiro. Él seca el agua de la lluvia que corre por su cara con su camisa, lo miro espectante. ¿De qué va esto? Avanza y la distancia entre nosostros se acorta hasta ser de pocos centímetros, le sostengo la mirada mientras lucho por controlar mi respiración.
Finalmente libera mi brazo lentamente, posa la mirada en algún lugar de detrás de mí y se aleja caminando mientras me desplomo. Sin saberlo, estaba contraída contra el árbol, tensa.
Durante el resto del camino las mismas preguntas vienen a mí una y otra vez. ¿Qué fue eso? ¿A qué está jugando Máximo?
No comprendo para nada su actitud, pero no voy a fiarme de ellas. Ninguno de los dos habla durante el camino. Mejor.

Las hierbas comienzan a ganar altura y los pinos son ahora altos eucaliptos, cuyas raíces se extienden serpenteando por la tierra varios metros de largo. Las enredaderas aparecen por todas partes, se adhieren a cualquier elemento y crecen por todo el bosque dificultando el paso en varias ocasiones. Los chicos van delante cortándolas fácilmente pero con cuidado con sus dagas.
Manta furiosas. —Masculla Charles.
¿Qué? —Pregunta Aaron.
Máximo señala la plaga.
Es una enredadera que nace en bosques tupidos, se agarra a todo cuanto encuentra y crece así, alargándose. Sus espinas son letales. —Agrega por último, como si fuera un mínimo detalle.
Aaron cautivado se acerca a ellas para observarlas.
Yo no lo haría. Son extremadamente filosas, pueden realizarte un corte con el más leve rose de tu piel. —Eso parece suficiente para aullentar a Aaron de allí.
Tomo su lugar y las observo, a mí no me dirá que hacer.
Hay miles de aquellas espinas y cada una parece una estaca distinta, extremadamente largas; pero más allá de eso, en sus puntas están pintadas de un brillante carmesí, el color de la sangre se extiende hasta la mitad de la espina, que al menos mide cinco centímeros.
Veneno. —Lo miro sorprendida— Al cortar la piel el veneno se dispersa en tu interior atacándo cada minúscula partícula de ti. Dura sólo cuatro horas, pero pueden ser las peores cuatro horas de tu vida; te inmovilizas y no puedes controlar ni tu propia respiración.
¿Y si superas esas horas?
Nadie lo ha hecho.
Asiento y me separo de la Manta filosa.
Chicos, deberían ver esto. —Dice Aaron.
El sendero que marcaba el camino desaparece de manera casi imposible, somo si lo hubieran quitado de allí. Tardo unos segundos en comprenderlo.
¿Nadie ha pasado este sector? —Miro a Charles y a Máximo con temor, asienten.
Nadie va más allá de aquí.
Manténgase unidos. —Dice Máximo, con su capacidad de hacer parecer por todo.
¿Qué es? ¿A qué nos enfrentamos? —Pregunta Ariel.
El camino no fue borrado... —Comienzo.
Porque no fue creado. —Él termina la oración.
Sea lo que sea que es, tiene un objetivo. —Dice Charles— Y es no dejar pasar mas allá.
Parece tener...toda la intención de cumplirlo. —Obsrvo en la dirección que Aaron señala y ahogo un grito. Esparcidos en el suelo hay varios huesos de los que prenden aún restos de viejas telas que alguna vez, fueron prendas.
¿Qué...qué es? —Preunta Ariel horrorizada.
Nada bueno. —Le contesto con la vista clavada en los cadáveres.
Temblando, esperamos al enemigo, dispuestos a enfrentarlo.
Veo cómo todas esas personas entendieron lo mismo que nosotros sobre el sendero, como sintieron el temor de estar allí, y aún así como decidieron enfrentarse al enemigo. Los veo ahora reducidos a huesos, y se me forma un nudo en la garganta.
¿Por qué no seguimos? Podríamos aprovechar el tiempo en vez de esperar aquí. —Dice Charles a mi lado. Nadie responde. —Podríamos correr ahora mismo. —Vuelve a quejarse.
Si no dejas de...
Un fuerte gruñido me interrumpe, el enemigo se acerca, y parece ser peor de lo que tenía en mente. Vuelve a gruñir, suena como un oso.
No puede ser un oso. Pienso.
Gruñe, una vez tras otra.
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¿Qué piensan que sea? Saluditos!

sábado, 7 de febrero de 2015

Pequeña idea


Hace mucho tiempo, un hechicero muy exigente y competitivo creó un conjuro demasiado poderoso. Él quería hacer algo que dejara marcada su presencia, algo por lo que todos lo reconocieran.
Una noche, llegó al bosque de Las Ruinas tras un largo viaje y agrupo nueve ingredientes: un corazón preciado, una gota de poder y las siete piedras; Amatista, Zafiro, Rubí, Esmeralda, Ámbar, Cuarzo y Ópalo.
Derramó sobre ellas una gota de su sangre, del hechicero mas poderoso existente, y las incendió junto con el corazón de su amada esposa. Las llamas crecieron y se tornaron de un color rojo sangre, el calor lo abrazó por completo y...