jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 1


Hola! Quería dejarles algo...se trata de una "cosa" (no se bien como definirlo aún) que escribí..
Es la primera vez, bueno casi, ya que he publicado algunas cositas en un grupo #Lesathianos, dónde pareció agradarles; es una buena noticia! Pero prácticamente es la primera vez.
Tomar la decisión fue un poco difícil, y no estoy segura si esta correcta...aún asi..acá esta...

CAPÍTULO 1
MÁXIMO
Ella

Todo es desconocido para mi.
Reina el caos y solo distingo habitantes de la aldea siendo arrastrados por el ejército, o huyendo de sus hogares.
En Karevia, la Nación del Agua, las cosas siempre fueron distintas.
Maestros del elemento agua vivían en conjunto con los maestros aire, que llegaron a formar una gran parte de la población.; ya que su nación quedó eliminada en el siglo XX por la Nación del Fuego. Feuer. Mi nación.
Todos ellos emigraron hacia Karevia. Fueron acogidos y habitan entre ellos desde el pasado siglo.
Por otro lado se encuentran las dos más poderosas naciones. Feuer y Evalla, la Nación
Tierra. Ambas llevan compitiendo por el poder desde hace siglos, sometiendo a la perdición
a pequeñas aldeas para formar un mayor ejército y tener más poder sobre el Reino.

La historia manifiesta que solían ser cuatro naciones, una por cada elemento.
Pero la búsqueda de poder de la Nación del Fuego y la batalla continua entre ella y Evalla las redujo a tres.
Camino por la nieve, que en algún momento fue hierba fresca y verde. Levanto la vista,
ahora todo es blanco y frío.
Hacia mi derecha los guerreros de Feuer intentan atravesar la fina capa de hielo que antes debió de ser un río.
Frente a mi, los habitantes de ésta aldea son arrastrados por hombres de la Nación Tierra, hacia los camiones, y desde allí serán transportados hasta Evalla.
¿Para qué? No lo comprendo del todo.
Por lo que escuché Kassaik mandó a su ejército a buscar en cada casa a los maestro aire. Quiere reunirlos, enseñarlos a utilizar su elemento y volver a formar la nación Meith.
Al menos eso nos hace creer.
Pero a mi no me engaña, sé que detrás de ese verso hay crueles intensiones; y para mi, reunir
a los maestros del aire y entrenarlos, no significa más que habrá una gran matanza.
Por esa razón retiro la mirada en cuanto veo al ejército terrano llevarse a esa gente.
Centro mi mirada en un lugar apartado, más allá de todo este caos y desorden, y diviso lo que creo que es un cuerpo tirado de lado.
Me acerco.
La nieve cruje bajo mis pies. Corro.
Su cabello castaño y largo esta suelto. Resalta en el blanco de la nieve, a diferencia de su
pálido rostro que se funde con ella; tanto que parece no tener vida.
Sin embargo si la tiene, veo su pecho subir y bajar. Apoyo mi mano sobre su corazón, aunque lento, aún late.
No se que me lleva a hacerlo. Tal vez el hecho de saber que puedo ayudarla, que tiene una
oportunidad que muchos de aquí no la tendrán. O quizás se debe a demostrarme que no soy como mi familia.
Levanto su torso y apoyo la mano en su espalda. Esta fría.
Paso mi brazo por debajo de sus piernas y la levantó de la nieve.
Los soldados de Evalla continúan llevándose maestros del aire.
Rodeo una casa y escucho gritos de desesperación. Niños que lloran al ver a sus padres ser
arrancados de sus vidas, jóvenes que luchan por no ser llevados, mujeres que ven a sus esposos marcharse, chicas que gritan cuando las sacan de sus casa, niños que son apartados a la fuerza de sus madres y padres. Disparos. Familias destruidas.
La gente corre desesperadamente por todo el lugar, con la esperanza de poder escapar.
Pregunto a alguien el nombre de la aldea en la que estamos, y raramente responde antes de
seguir corriendo.
Cavall.
Comienzo a avanzar abriéndome paso entre la gente. Un hombre me golpea y estoy a punto
de perder el equilibrio.
La mayoría se dedica a huir, gritar o llorar; todos temen por ellos y están preocupados por sus familiares y amigos. Nadie se percata de lo que hago. «Mejor así» Pienso.
Excepto una persona.
Una mano fuerte me coge del brazo.
Vuelvo la vista atrás y veo a un anciano.
Sálvala, —dice nervioso— dio su vida por protegernos. Ayúdala.
Me pregunto que puede haber hecho esta chica para proteger a toda una aldea, y qué sabía o
pensaría ella que sucedería para querer protegerla.
El anciano continua su camino con tranquilidad, resignado a ser capturado.
Lo entiendo, la gente mayor es consciente que no hay manera de escapar de los ejércitos de Evalla y Feuer.

En la popa del Silánoe, el barco metálico de la nación del fuego, el frío se extingue y se
dispersa el calor típico de la nación por todo el lugar.
Me alegro por ello, aún no logro acostumbrarme a tan bajas temperaturas.
Voy hacia los camerinos, sé que Madame Rosaire estará dispuesta a acoger a la chica por unos días.
En la puerta de acceso a ellos, un guardia me detiene.
No esta permitido el ingreso de extranjeros al Silánoe.
Déjeme pasar.
Lo siento señor. No esta permitido. Los reclutados son transportados por Evalla para...
Nuevas ordenes, —lo corto— soy Máximo Weasley, y voy a pasar.
Generalmente no utilizo es apellido, pero aquí los nombres tiene poder sobre las personas. Y ser “el hijo de...” tiene sus ventajas.
El guardia flaquea. Miro la puerta detrás de su figura.
Mis disculpas, adelante. —Se aparta de la entrada y la abre.
Estoy a punto de cerrar la puerta cuando habla.
Señor Weasley, —lo miro— aun así, la chica no...
Se queda conmigo —vuelvo a cortarlo. Me marcho sin esperar su respuesta.
Resoplo.
Aunque sea la nación donde nací, aunque viva aquí, no me siento parte de ella. La detesto.
Todo en este sitio, en la Nación del Fuego, todo cuanto me rodea son amenazas, muertes y oscuridad; escondidas bajo falsos discursos reconfortantes para la población.
Discursos que dictan lo que la gente quiere escuchar y lo que parece ser mejor para ellos.
Pero al encontrarse en mi lugar, esas cosas son difíciles de ocultar.
Desde aquí comprendes las verdaderas intenciones de Kassaik y su Consejo Duodécimo:
Poder, aún siendo consecuencia de muertes. Solo les interesa tener el poder.
Sin embargo, según Mme. Rosaire no siempre fue así.
Antes de que Kassaik tomara el poder en la nación y nombrara a su Consejo, Feuer era gobernada por un antiguo maestro fuego, lleno de sabiduría.
Junto con el Consejo solo deseaban lo mejor para la nación y gobernaban pacíficamente. Sin ataques, amenazas o matanzas.
La gente que lo conoció cuenta que era el hombre más sabio e inteligente de Feuer.
Recuerdo que Mme. Rosaire me dijo una vez:
«La sabiduría y la inteligencia no le sirvieron de ayuda ante la muerte»
Hace al menos dos siglos, Jeffers murió de vejez, con 97 años.
Desde entonces Feuer es gobernada por el antiguo linaje de Kassaik.

Me adentro en el primer camarote deshabitado que encuentro.
La joven se encuentra muy débil, necesitará reposo.
Lo que halla hecho para defender a esa gente, la dejó al borde de la muerte.
La recuesto en el sofá, toco su frente, esta helada.
Veo en sus manos una serie de cicatrices, frunzo el ceño. Las reconozco.
En la mano derecha están marcadas varias líneas que siguen un patrón.
Un símbolo. El Key.
Cuando cumples los 16 años te hes asignado un símbolo según el elemento para el que seas hábil.
El Key no es más que el símbolo que nos identifica como ciudadanos de cada nación.
Suelen ser cuatro, uno por elemento. Sin embargo en algunos casos se obtiene un quinto símbolo, distinto a los demás. El Shen.
Observo mi hombro derecho, el Key es el mismo.
A ambos nos asignaron el Shen. De alguna forma, ella y yo nos parecemos, aunque no sea más que por un símbolo. Aún así, hacía años que no veía otro Shen que no sea el mio.
Cuando me fue asignado, pregunté a mi padre por su significado. Respondió que solo es dado a pocas personas, aquellas que no son hábiles en su elemento, llevan un proceso de entrenamiento más lento que el resto y a veces, no llegan a especializarse en un elemento.
No obstante, no me considero inhábil, sino todo lo contrario.
Observo el Shen.
Toco una por una las cicatrices.

Cuando comencé a ser consciente de lo que en verdad sucede en Feuer, me pregunté qué de todo lo que creía saber, era verdad.
Aprendí a no confiar en nada, y si desconfiar de todo.
Ya no confío en nadie, con excepción de Mme. Rosaire y mi mismo.
Muchos me creen una persona introvertida, incapaz de lograr algo. No me interesa.
Además, aquí las apariencias engañan.

Observando el Key en su mano, me pregunto si simplemente nos denomina como inhábiles o si contiene algún otro significado.
Miro a la chica, con la esperanza de tener las respuestas de ella.
Continúa pálida.
Máximo.
Me estremezco.
Conozco bien esa voz, y no traerá nada bueno.
Permanezco de espalda y simulo ignorar su presencia.
Es una linda chica. —Avanza.
Me interpongo entre el sofá y él.
Lo miro con desprecio.
¿Qué haces aquí?
Un guarda me comentó que cruzaste las puertas del barco con un extranjero.
Me mantengo en silencio.
Un reclutado. —Añade.
Así es. —Afirmo sin temor.
Me aparta y se acerca a la joven.
Es linda. —Reitera.
La miro.
Admito que tiene razón. No me había percatado de ello, pero es una chica linda; y por eso debe permanecer lejos de él.
Lástima que no puedas mirarla mucho más.
Me mira, fingiendo sorpresa e inocencia.
Te largas. —Explico.
Él me mira, y no dudo en sostenerle la mirada. Retándolo.
Sé que es una jugada peligrosa, pero no temo por lo que pueda hacerme.
No temo por mi.
Me largo, —decide finalmente— pero ten cuidado con ella. Nos veremos, Max.
No respondo y espero a que se marche.
Me tomo muy en serio su advertencia, sé que hará lo posible por volver a encontrarse con ella.

Mme. Rosaire llega unos minutos más tarde.
Es una mujer baja y corpulenta, son sus cabellos largos siempre recogidos en una goma. Cualquiera pasaría de ella, sin creerla una amenaza.
Pero también cualquiera que sea lo suficientemente inteligente, lo pensaría dos veces después de ver sus armas.
Para mi, es como mi madre. Después de marcharse mi madre, Rosaire fue quién me cuidó.
Si existe alguien a quien quiera en Feuer, es ella.
Algo va mal. Estas tenso. —Observa.
Le cuento todo lo sucedido hasta ahora, y le pido una cosa más. Sé que lo entenderá, y estoy seguro de que la cuidará como a una hija.
Sabes que corre peligro. Más ahora. No podemos dejarla sola, no con él esperándolo.
Ella me mira y sonríe.
La cuidaré mi niño.
Para Mme. Rosaire soy como su hijo.
Perdió a su único hijo Carlos cuando éste era un niño, pues era un maestro aire.
Le doy un beso en la mejilla.
Gracias Rosaire. —miro a la chica— Vendré a verla en cuanto pueda.
Estará segura. Ve.
Me acerco al sofá y la contemplo por un segundo.
Al cerrar la puerta lo sé.
No puede quedarse aquí por mucho tiempo, pero mientras lo haga, nadie va a lastimarla.

No temo por lo que me pueda pasar, ni por lo que pueda hacerme Kassaik. Temo por ella.
***
Los días pasaban y el miedo crecía en mí cada vez más. Sabía que Mme. Rosaire cuidaba de ella, pero incluso temía por sus seguridad. Kassaik actúa a sangre fría, y no le supone ninguna lástima matar gente para acceder a lo que desea.
Los nervios aumentaban también, e iba de visita por el camerino siempre que podía.

Hoy tengo poco tiempo antes de tener que volver al entrenamiento, un cuarto de hora, para ser exactos.
Me paso por la habitación de todas formas, estoy impaciente.
Al llegar veo que Mme. Rosaire ha hecho modificaciones. El camerino tiene su toque personal. Me parece bien.
Hola, —saludo— ¿cómo va la cosa?
Por el rostro de Rosaire se desliza una fugaz sonrisa.
Bien, esta mejorando.
Me acerco y noto que tiene razón. No esta pálida y se ve mucho más...viva.
Toco su frente. La temperatura se ha regularizado.
Sonrío.
Rosaire, ¡eres una mujer estupenda! —Le beso la frente.
Tú lo eres cariño mío. Recuerdo que antes solía molestarme que me llamara así, pero me he acostumbrado, y ya incluso me gusta.Y ya puedes dejar de preocuparte tanto, que estas muy nervioso.
Vuelvo a sonreír. Rosaire era la persona que mejor me conocía.
Paso el resto de los minutos hablando con ella.

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Les dejo algo así como un boceto del Shen.


¿Continúo subiendo?








8 comentarios:

  1. Me encanta como escribis hermanitaa !!! ya te dije que si seguis asi vas a llegar lejos, que no te de verguenza compartir tu escritura por que de seguro no hay criticas jajaj te quiero fefitaa :3

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    1. Sos una tiernaa, yo también te quiero Aylii :3 Graciass......no se, me gustaría llegar lejitos....pero lo veo difícil :) Y bueno, creo que recién me estoy dando cuenta de que soy vergonzosa :P Gracias otra vez, por apoyarme y por todo :D

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  2. De nada fefiitaa no creo que este dificil por que sos re buena con esto te quieroo :3

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  3. Confia un poco mas en vos misma hermanitaa jajajaj ti amuu

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